domingo, 12 de agosto de 2007

Por qué la gente nos ve raro (parte 1)

Esta es una sección dedicada a todos aquellos comunicólogos a los que les preocupa el "que dirán". A lo largo del semestre describiremos semanalmente una serie de experiencias LCC (ya sean escolares o extracurriculares) explicando la razón de esas miradas curiosas alrededor de nuestra especie comunicóloga con el fin de explicar que "Ser LCC no es sólo cuestión de aprender a observar, sino también de aprender a ser observado."

Todos soñamos con producir tele

En mi primer semestre de carrera llevé una materia conocida como Teorías de la comunicación I; algunos la recordarán por la teoria de la aguja hipodérmica, pero yo la recuerdo por que como parte de la calificación final nos fue asignado producir una parodia de telenovela.
Cada uno de los equipos realizó el proyecto de acuerdo a sus capacidades (todos saben que tan neófitos estaban en su primer semestre) y el momento que mejor explica en esta ocasión por qué la gente nos ve raro fue aquel en el que uno de los equipos decidió incluir a un trasvesti como personaje principal.

María la del árbol, era un joven que vivía pobremente en un ficus y que debido a la influencia de su madre (alcoholica, cabe mencionar) se ve obligado a vestirse y actuar como mujer para conquistar al junior de la escuela. Una vez que libra todos los obstáculos María se casa con el galán de la novela y en una escena magistral asesina a su marido heredando así todo su dinero y recobrando su apariencia original.

Imaginen ustedes al comunicólogo promedio paseándose por el tec en mini-falda y tacones, con sus piernas velludas y labios rojos, seguido por el resto del equipo registrando cada uno de sus movientos en cámara; haciendo uso de sus capacidades histriónicas para hacerle creer a la gente que era niña, que tenia un novio ricachón y que vivía en un árbol maltratad@ por su madre (quien fue mi personaje favorito en ese momento).

Esa fué de las primeras veces en que aprendí que nunca sería vista con los mismos ojos que al resto de los alumnos, pero vale la pena compartir las experiencias ya que todas y cada una de nuestras actividades (por más descabelladas y vergonzosas que sean) han sido y serán parte de nuestra formación.

Este fenómeno de ser visto con otros ojos, aumenta con el pasar de los años y al que poco a poco nos hacemos inmunes.

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